“PLÁTICAS CON UN AMIGO”
Leyendo un interesante y ameno libro de nuestro amigo Agustín Castro Mancera PLÁTICAS CON UN AMIGO a quien agradecemos la colaboración para Misantla MX, un libro que guardando la identidad de algunos personajes que fueron cambiados para proteger su privacidad y que nos obligó a reflexionar sobre la gran riqueza cultural y de léxico que tenemos en Misantla y a nuestro alrededor, muchas vivencias y enseñanzas de tiempos ya idos y que nos parece oportuno rescatar, he aquí algunos:
“A finales de enero de 1954 Augusto fue matriculado en la escuela primaria para dar inicio a su formación académica.
Eran los tiempos en que el calendario marcaba el inicio de clases en febrero y culminada el curso en noviembre. La entrada era a las 9:00 hrs. con salida de 12:00 hrs. De 15:00 a 17:00 hrs. para el primer ciclo ( primer y segundo grado). El segundo ciclo ( tercero y cuarto grado) tenían un aumento de una hora diaria repartida en treinta minutos en la mañana y treinta minutos en la tarde. El tercer ciclo ( quinto y sexto grado) dos horas más, una por la mañana y otra por la tarde.
… El edificio con construcción al último adelanto para la época según lo ordenaba-al menos eso se supone- la rama oficial encargada contó desde el inicio con varias aulas, baños y un amplio corredor con pisos de mosaico donde se desgastaron múltiples rodillas, cuando enjabonado para asearlo y con el pantalón arremangado hasta la horqueta, gustamos de deslizarnos por el distancias de varios metros dependiendo del impulso que se tomaba.
Contaba además de un amplio terreno que poco a poco se fue convirtiendo en área lúdica. Al principio montoso por el yerbazal que crecía pero que hizo las delicias de todos, aunque más aprovechado por los mayores que ahí encontraban el mejor escondite para el popular y muy socorrido juego de las escondidas. En el no sólo participaban siempre niños, estuvieron también las niñas, mismas que ya bien motivadas hasta lo sugerían.”
En otra parte de la obra se mencionan aspectos como juegos de aquella época que la modernidad ha desaparecido:
“Otro grupo iniciando el juego de las canicas, también llamados “cayucos” Las canicas son de barro cocido y los cayucos de cristal. Al inicio de la jornada todos se anticipaban con una oración que sin duda daba seguridad y confianza al rezandero y que iba en contra de quien no la anunció en su momento Mis comenencias –debe entenderse conveniencias –para todos los juegos, entren y salgan “chiras”pelan, no se vale “recuitere” y vale matar y sacar del tiro. Ya en el fragor de la jugada solía escucharse ¡eh..! ¡eh” tu cuero, hizo chiras y quiere seguir tirando, salte que ya estás bien pelao. O esto otro ¡ira..! ¡ira! Este pinche marrullero hizo chapuza, falló y se está haciendo pendejo para seguir tirando él. Te aceptamos, pero sólo con tiro de castigo..¡alto tu rodilla y bien parao.
En otro sitio del ameno libro, logramos rescatar lo siguiente, que es una escena cotidiana en nuestro pueblo.
“ Antes de llegar al pueblo nos encontramos con un padrino de María: se dio el obligado intercambio de saludos ¿ Cómo han estado..? una leve plática y en el despido casi forzado agrega…¡por ahí los visito un día de estos comadre ¡. Al despedirse, el padrino le regala a la ahijada unas monedas; se entendió la intención desde que llevó los dedo índice y pulgar al compartimiento secreto que traen todos los pantalones de sastre: lástima que sólo una era ahijada. La mamá sin revisar el capital sólo tuvo este comentario para la hija..ya cachaste, ahora cuídalos y no los vayas a perder para que al ratito te compres alguna chuchería.
Apenas llegaron a las afueras del mercado empieza la algarabía: pásele marchanta ¿qué va a llevar? ¿qué le damos? Por otros lado está la tienda de telas y que mamá entra para comprar algún retazo de género que oferten y que le sirva para hacerse un delantal y algún otro pedazo para una faldita de María.”
Asimismo se menciona en este libro el tema de la siembra en la región de Misantla en los siguientes términos:
“El día de la siembra es muy esperado. Es de festejo. Los que ayudan—había que terminar de entregar el grano a la madre tierra en un solo día—son preferentemente colindantes pues se utiliza la “mano vuelta..” hoy siembro yo, tú me ayudas…mañana siembras tú yo te ayudo ; y en ese ritmo hasta pagar todos los compromisos. De esta manera es como se lograban acumular hasta tres o cuatro borracheras en una sola semana pues la temporada de la siembra no debía retrasarse so pena de que aquel que se rezagaba estaba sembrando para los puros animales silvestres. Todas las siembras crecen simultaneas, los animalitos reparten el daño y hay vigilancia por todos lados.
Entre los vecinos que no faltaban dice Augusto recordarlos bien y con buen afecto: Othón, Tacho, Sixto, Carlos, Aurelio, Manuel, Gabino, Emilio, Pichigüin, Andrés. Claro que no siempre estaba toda la gente, sólo los necesarios.”
Es enorme el talento de nuestra gente de la gran cultura que existe en Misanta es el caso del libro PLATICAS CON UN AMIGO que nos remonta a un tiempo ya ido, con muchas añoranzas y vivencias, de una gran enseñanza, pleno de nostalgia y que le compartimos en breves textos, enhorabuena.
Fotos. Crédito a quien corresponda
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