Crónicas de Misantla de 1888: José, el hechicero abusivo
El siguiente articulo fue tomado del periódico estadounidense Wichita Eagle con fecha 10 de Julio de 1888 de la ciudad de Kansas City, el cual puede ser consultado en la libreria del Congreso de los Estados Unidos. Lleva por encabezado el titulo «A CURIOUS BELIEF. SUPERSTITIONS OF THE TOTONAC INDIANS OF VERACRUZ» y entre sus narraciones nos comparte desde un punto de vista americano, la historia de José, un indígena totonaco, el cual no gozaba de una una muy buena reputación entre los misantecos.
Curiosas creencias: Las supersticiones de los indígenas totonacas de Veracruz (Misantla – 1888)
José, el hechicero abusivo (Historia 1/3)
Los indígenas abusivos son muy dados a ganar dinero con lo supersticioso de sus poderes ocultos, pero a veces resulta, en este caso, como en otros, que el cazador salió cazado, como lo cuenta la siguiente anécdota:
Había un ocioso sujeto llamado José, que habitaba cerca de Misantla,y que vivía de las ganancias de su esposa, quién molía maíz y hacia tortillas para sus vecinos. Su esposa murió y José empezó a utilizar su ingenio para robar pollos, convirtiéndose en una molestia para la comunidad.
Un día José fue a un changarro que era atendido por una pobre viuda. Un changarro es una casa que tiene a la venta aguardiente y tepache, una especie de cerveza o sidra hecha de maíz y piña fermentado. José exigió licor, y la encargada se negó a dárselo gratis.
Luego el Maestro José, indicando una miserable bolsa de huesos de un caballo que pertenecía a la viuda, y que estaba atada a un árbol de naranja en el patio, dijo:
«Será mejor que me des el licor o le voy a echar el mal de ojo a tu caballo y se va a morir»
La vendedora de licor persistió en su negativa, pero por una curiosa coincidencia, un poco más tarde el miserable animal cayó y murió. Eso probablemente se haya debido a que el caballo estaba en sus últimos días, pero para los indígenas, esto tendría otra explicación. Ellos detuvieron al Maestro José, el hechicero, y le dieron en el acto una paliza de la que murió a consecuencia de la misma.
El cazador salió cazado.
Investigación y diseño: Alan E. Meza Virués
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