20 DE ENERO 1564-2023: ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE MIZANTLA. Tercera Parte
Tercera Parte
Sin duda el aspecto religioso para Mizantla es relevante, los lugares en que fueron edificadas las capillas quedaron en la mente de nuestras gentes: Pueblo Viejo, EL Calvario y la actual Parroquia nos recuerdan, además de la imposición religiosa, el establecimiento de pueblos que llevando consigo sus tradiciones dejaron huella de su existencia.
Para un pueblo, el decidir donde enterrar a sus muertos o donde naceran sus hijos no es nada fácil y nuestra historia local también ha buscado varios caminos.
Distintas son las versiones de la fundación de nuestro pueblo y una de ellas está ligada a la tradición religiosa: cuentan los que saben que un fraile de la orden de San Francisco llamado fray Buenaventura de Fuenlabrada era el encargado de evangelizar estas tierras en 1552. El profesor David Ramírez Lavoignet señala en su relación de las notas de Mizantla que “desde la caída de la ciudad de México se inició el proceso de la conversión de los indígenas a la nueva religión. Los frailes de diversas órdenes comenzaron a llegar en 1534, se funda en Xalapa el Convento de San Francisco. De aquí procedieron los frailes que habrían de de evangelizar la región de Mizantla.”
Por otra parte se señala constantemente que los caminos eran muy escabrosos y se conocen relatos sobre el recorrido que hacían a través de la sierra para llegar a evangelizar. La actividad de los lugareños era agrícola por lo que se encontraban dispersos siendo necesarios congregarlos para formar pueblos y así facilitar la evangelización. Pero esto no tarea fácil ya que existió una fuerte resistencia de los indígenas para abandonar sus tierras.
Al situarse en nuevas tierras bajo la iniciativa de los evangelizadores, se fundó el primer templo dedicado a San Sebastián y San Fabián ubicados en lo que hoy conocemos como el cerro del Calvario.
Fundación y devoción están unidas en la conciencia, las fiestas dedicadas a San Sebastián y la añoranza de los orígenes van de la mano.
Santa María de la Asunción sustituyó al viejo Santo Patrón y la Parroquia a la ermita del Calvario, sin embargo permanece la identidad religiosa que queda impregnada en los eventos más relevantes del ciclo local con cuya repetición volvemos a recorrer los caminos que desde hace 4549 años comenzamos a construir.
Eréndira Cabrera y Rodríguez.
Historiadora
EL FUEGO NUEVO Y LA FUNDACIÓN DE MIZANTLA.
Las grandes ceremonia aztecas se celebraban de acuerdo con el año solar que se componía de 18 meses de 20 días y un periodo de 5 días que consideraban nefastos, los meses tenían nombres que se relacionaban con la agricultura y los días del mes se distinguían por números además del nombre; los años se identificaban de la misma manera.
La ceremonia del fuego nuevo se simbolizaba por la extinción del fuego del altar antiguo que habría ardido por 52 años y encendiendo otro nuevo en prueba de la nueva concesión de vida.
Durante los 5 nefastos del último año, el pueblo dejaba apagar sus fuegos y destruía sus enseres domésticos. Mientras esperaba la catástrofe, y ayunaba y se lamentaba, las mujeres embarazadas eran encerradas en graneros por temor de que se convirtieran en animales y a los niños se les mantenían despiertos por temor que en esa fecha fatal se convirtieran en ratas.
A la puesta del sol, los sacerdotes ascendían al Cerro de la estrella con vestimentas solemnes, en la cima del templo, estos escudriñaban ansiosamente el cielo a medida que transcurriera la noche, esperando la hora en que determinada estrella o estrellas: Adebarán o las Pleyades llegaran al centro del cielo para dar la señal de que el mundo continuaría.
En el preciso momento en que estas estrellas cruzaban el meridiano, los sacerdotes encendían un fuego nuevo en el pecho abierto de una víctima sacrificada. El pueblo, sacerdotes, caciques y plebeyos deliraban de felicidad, los corredores encendían sus antorchas en el fuego nuevo y volvían a encender los pebeteros de todos los pueblos y aldeas de donde el pueblo llevaba fuego a sus hogares, los veloces portadores de antorchas corrían a través de la noche como luciérnagas, llevando a todos los hombres y niños la promesa de una nueva vida.
De la misma manera, nuestros pasados totonacos envueltos en sus mágicas creencias o por su religiosidad obedecieron a la mítica águila real ( tótem de los pueblos prehispánicos) que tomaban a sus pequeños hijos de sus antiguo asentamiento y los transportaba a este lugar y que ellos interpretaron como una señal imperiosa para hacer una nueva fundación, en un lugar donde les fuera más propicia la tierra, el aíre el agua y el fuego prodigándoles una mejor salud, iniciando así su peregrinaje de más de cuatro leguas por la margen del río Grande para establecerse en este lugar el 20 de enero de 1564.
Mtro. Ángel Miguel Cuevas y Pérez
Cronista de la Ciudad.
ETIMOLOGIA DEL NOMBRE DE MIZANTLA
La relación de Mizantla escrita en 1579 por el Corregidor Diego Pérez de Arteaga señala: “ que los naturales llaman a este pueblo Mazantla porque el señor que lo fundó se llamaba Mazantecutli que en náhuatl significa de mazatl venado y tecuhtli señor, es decir “Señor de los venados”.
En la dialectología náhuatl los topónimos que se acompañan del locativo tlan soportan frecuentemente cambios por el predominio del acento grave, general a las palabras, o por la conservación del fonema n final del locativo. Cuando predomina el acento, el locativo queda convertido en tla, cuando subsiste la final n el acento se convierte en agudo. De este modo, el nombre resultante sería Misantla o Mazatlan.
Pero si buscamos su raíz en origen totonaco, tenemos que Nizin significa el tigrillo, como toponímico del totonaco está incompleto, pues debía ser nac-a-nizin “lugar del tigre” pero los totonacos tenían la costumbre de agregar a su lengua el locativo tlan del náhuatl, traduciéndolo como bueno, el tigre bueno”
BIBLIOGRAFÍA
Cuevas Pérez Ángel Miguel: Misantla Historia y Leyenda.
Ángeles Editores S.A. de C.V. Méxic. D.F. 2008
Melgarej Vivanco, José Luis. El Códice Misantla. Instituto de Antropología U.V. Xalapa, ver. 1984.
Ramírez Lavoignet David: Misantla. Editorial Cítlaltepetl. México
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